La zapatera prodigiosa
Ochenta años después de la muerte del autor, el público sigue mostrando cierta curiosidad por entender lo que esconden las palabras del poeta. La simbología que utilizaba a la hora de escribir convierte la propia escena en poesía, y por ello abordar cualquier obra de Lorca debe tener como referente la fusión en el mundo del arte.
Danza, música en vivo e interpretación se unen en esta farsa, que antaño mezclaba el humor con el dramatismo ya en su estreno en el año 1930.
La zapatera prodigiosa no es sólo esa mujer de la que nos habla el dramaturgo, sino una alegoría de todas las mujeres. Esta obra nos habla de los sueños inalcanzables, de la represión humana y, sobre todo, de una figura femenina que lamentablemente hoy día sigue teniendo unos derechos diferentes a los del hombre. Unas normas preestablecidas en el mundo convencional que impiden mostrar estos deseos ocultos a través de la realidad y lo onírico.
Sinopsis
Federico García Lorca concibió La zapatera prodigiosa como una mezcla de teatro de marionetas y realismo que derivó en farsa. Nuestra visión de la obra, desde el punto de vista del teatro y la música, parte de una materia similar al darnos cuenta de que la vida es un transcurso de tiempo en el que no puedes convertir tus sueños en realidades. La zapatera prodigiosa es todo lo que la sociedad quiere que seamos: seres manejados por hilos (Leonor Pelayo).
La zapatera prodigiosa describe un espíritu de mujer, y se hace, al mismo tiempo y de manera tierna, un apólogo del alma humana. Yo quise expresar en mi zapatera la lucha de la realidad con la fantasía (entendiendo por fantasía todo lo que es irrealizable) que existe en el fondo de toda criatura. No hay más personaje que ella y la masa del pueblo que la circunda con un cinturón de espinas y carcajadas. Lo más característico de esta simple farsa es el ritmo de la escena, ligado y vivo, y la intervención de la música que me sirve para desrealizar la escena y quitar a la gente la idea de que «aquello está pasando de veras», así como también para elevar el plano poético con el mismo sentido que lo hacían nuestros clásicos (Federico García Lorca).
La zapatera prodigiosa se estrenó en Madrid el 24 de diciembre de 1930. El mismo Lorca aparecía al principio de la obra encarnando al personaje del Autor, mientras que Margarita Xirgu daba vida a la zapatera. En la obra, el poeta granadino incorpora canciones populares de los siglos XVIII y XIX, recopiladas y musicadas por él mismo, como ”Anda Jaleo”. Lorca quiere rescatar la «maravilla» de una mujer que decide por sí misma y que no se deja gobernar por habladurías o costumbres poco sanas.
FICHA ARTÍSTICA
DIRECCIÓN: Leonor Pelayo
DIRECCIÓN MUSICAL: Nacho Doña
COREOGRAFÍA: Anita Ruiz Soler
REPARTO
LA ZAPATERA – Estefanía Moscoso
EL ZAPATERO – Pascal Guët
LA NIÑA – Mirian Muelas
EL ALCALDE – Javier Cereto
EL AUTOR/MOZO DEL SOMBRERO – Franc González
VECINAS – Jacaranda Rey, Carmen Blanco, Juanita Aguilar y María Benítez
MÚSICOS
MÚSICA ORIGINAL Y PIANO: Nacho Doña
GUITARRA: Manuel Rueda
CONTRABAJO: Emilio Ocaña
PERCUSIÓN: Alejandro Hurtado de Rojas
BATERÍA: Pedro Valdivielso
FICHA TÉCNICA
DISEÑO ILUMINACIÓN: Roberto Romance
ESCENOGRAFÍA: Lola García Segovia
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: Marina Cavadas Laguna

«La zapatera representa la fuerza de la ilusión hecha con la pobreza de la realidad. La lucha de la realidad contra la fantasía. Es una mujer fuerte que quiere ser independiente, libre: “Yo soy de todo menos esclava”, proclama. ¿Puede ser una obra estrenada en 1930 más contemporánea?»
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